Mis videojuegos favoritos tienen mucho en común con una filosofía que surge del comer de forma consciente

Mis videojuegos favoritos tienen mucho en común con una filosofía que surge del comer de forma consciente

Vivimos tiempos marcados por la inmediatez:  noticias que caducan en segundos, notificaciones constantes que invaden nuestras pantallas y redes sociales que nos obligan a estar conectados sin descanso. El estrés y la hiperproductividad parecen ser lo normal, inundan nuestro día a día y nos van encogiendo por dentro… aunque hay que decir que, este contexto, ha aparecido una reacción silenciosa, pero poderosa: la cultura slow. Inspirada por movimientos como el slow food o el mindfulness, esta filosofía reivindica la lentitud, la atención plena y el disfrute de los pequeños placeres.

De forma casi paralela, en el mundo de los videojuegos aparece un fenómeno similar, el de los cozy games. Lejos de la adrenalina de los shooters o la intensidad de los battle royales, estos títulos nos invitan a relajarnos, a conectar con mundos tranquilos y, sobre todo, a jugar sin presiones. Pero ¿por qué tienen tanta popularidad estos juegos en los últimos años? ¿Y qué los emparenta con la filosofía slow life?

Entender el cozy: juegos como refugio

Primero conviene definir qué entendemos por cozy game, aunque estoy segura de que todos estáis familiarizados con el término a estas alturas. Son experiencias que priorizan la calidez, la amabilidad y la sensación de seguridad. No buscan poner a prueba nuestros reflejos ni ofrecer desafíos imposibles; en cambio, nos regalan entornos agradables, historias sencillas y actividades cotidianas con un toquecito de magia.

Ejemplos hay muchos, pero todos ellos comparten ese foco en la comunidad, el hogar, la cooperación y la creatividad. Muchos permiten al jugador moldear su entorno, cuidar de otros, gestionar rutinas tranquilas o explorar sin la amenaza constante de enemigos. En estos juegos, la experiencia está pensada para reconfortar. Sus colores, su música, sus mecánicas suaves y sus narrativas optimistas funcionan como un bálsamo digital, ofreciendo un espacio de descanso frente al ritmo frenético de la vida real.

Por otro lado, el movimiento slow life surgió como respuesta a la cultura de la productividad extrema. Inspirado originalmente por el slow food (comer de forma consciente, con productos locales de empresas sostenibles), esta visión se amplió a todas las áreas de la vida: intentar trabajar con menos prisas, priorizar la calidad de las experiencias sobre la cantidad, disfrutar de un paseo sin objetivos o simplemente, dedicarle tiempo a charlar con un vecino.

En definitiva, la filosofía slow nos propone resistir la máxima de «hacer más en menos tiempo», y reivindica el valor de la lentitud como forma de reconectar con nosotros mismos y con los demás.

Spiritfarer

Spiritfarer, un gran cozy game

Valores compartidos

Cuando ponemos frente a frente los cozy games y la filosofía slow life, salta a la vista que beben de la misma raíz, ya que comparten unos cuantos valores:

  • Priorizar el vivir presente sobre la prisa del día a día
  • Fomentar la conexión emocional, ya sea con otras personas o con el entorno
  • Nos animan a recuperar actividades sencillas (como plantar, cocinar, pescar o pasear)
  • Evitar que la violencia o el conflicto sean los motores de la acción
  • Celebrar la rutina cotidiana sin despreciarla

Los cozy games trasladan estos valores al entorno digital proponiéndonos mundos donde podemos practicar ese «vivir despacio» que tanto echamos de menos en la realidad.

Una de las coincidencias más interesantes es cómo ambos movimientos han redefinido el éxito. En la vida moderna, triunfar suele ser equivalente a producir más, a competir y a ascender sin parar. Sin embargo, tanto el slow life como los cozy games nos sugieren otra métrica, la de que el éxito puede ser cuidar un huerto, ayudar a un vecino o terminar de decorar nuestra casa a nuestro ritmo.

Juegos como Stardew Valley nos permiten medir nuestro progreso no solo en términos del oro ganado, que también, sino también en cuanto a las relaciones que hemos ido forjando, a cómo va nuestra granja o a cómo van las amistades que vamos fortaleciendo poco a poco. Esto mismo refleja la filosofía slow: valorar el impacto que tenemos en la comunidad y el placer de las cosas bien hechas, aunque tarden más tiempo.

Un refugio emocional

No es casualidad tampoco que los cozy games hayan experimentado un boom tras la pandemia. Frente a la incertidumbre y el aislamiento, millones de personas encontraron en estos títulos un espacio seguro donde tener de alguna manera el control de la situación, expresarse sin ser juzgadas y sentir cierta estabilidad.

Cast n chill

Cast n chill, otro gran ejemplo para los amantes del género

De hecho, hay muchos estudios sobre videojuegos y salud mental que han  comenzado a investigar cómo los cozy games pueden ayudar a reducir la ansiedad, proporcionando un entorno libre de peligros donde experimentar calma, gratitud y satisfacción. En este sentido, los cozy funcionan como un simulador de esa «slow life», enseñando —o recordando, más bien— que no hace falta correr todo el tiempo.

Otra conexión con el slow life aparece en el propio diseño de estos juegos. A diferencia de otros géneros que nos saturan de estímulos y desplegables con recompensas inmediatas, los cozy games apuestan por mecánicas intencionalmente lentas, como por ejemplo cultivar cosechas que requieren días (en tiempo real) para crecer. Todo ello nos fuerza, casi con cariño, a desacelerar. No hay atajos ni gratificaciones instantáneas; solo el placer de ir pasito a pasito.

Un aspecto esencial de los cozy games, también cercano al slow life, es el sentido de agencia, o sea, la libertad para decidir qué hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo. En el «slow life», esto se traduce en decidir a qué dedicar tu tiempo y energía, priorizando el bienestar personal ante todo.

Un aspecto esencial de los cozy games, también cercano al slow life, es el sentido de agencia, o sea, la libertad para decidir qué hacer, cuándo hacerlo y cómo hacerlo

En el terreno digital, decorar tu granja, diseñar tu isla o personalizar un pueblo entero son formas de explorar tu identidad y expresarte sin presiones externas. Esto nos da una sensación de control y pertenencia muy poderosa, especialmente en épocas donde la realidad puede parecer extremadamente caótica, como la que estamos viviendo ahora mismo.

Comunidades que florecen

Tanto el movimiento slow como los cozy games generan comunidades activas y amables. Los fans de juegos como Animal Crossing o Spiritfarer suelen compartir consejos, fotos, creaciones artísticas o simplemente anécdotas sobre sus partidas. Esta cultura de compartir sin competir encaja a la perfección con la visión slow, que defiende el cooperar, el admirar el trabajo ajeno y, sobre todo, el disfrutar en compañía.

En lugar de la lógica de ganar/perder, se fomenta una lógica de cuidar/compartir. Es un cambio de paradigma que puede parecer poca cosa, pero que marca la diferencia en la forma en que nos relacionamos en línea.

Por último, hay que destacar que el auge de los cozy games revela algo mucho más profundo: las ganas que tenemos de detenernos y respirar. En un entorno social que nos empuja al agotamiento constante, estos juegos funcionan como un reflejo de nuestros sueños más íntimos.

La filosofía slow, al igual que el cozy gaming, nos dice que no está mal frenar. Que descansar no es perder el tiempo. Que disfrutar del presente, en vez de obsesionarnos con el futuro, puede ser la forma más auténtica de vivir.

Quizá por eso resulta tan natural que muchas personas apasionadas por el slow life terminen disfrutando de cozy games, y viceversa. Son dos manifestaciones de la misma resistencia pacífica frente a un mundo que va demasiado rápido.

Así que la próxima vez que enciendas tu consola para regar tus plantas digitales, pescar con un amigo virtual o decorar tu cabaña pixelada, recuerda que, en el fondo, todo eso es un recordatorio de que también en el mundo real podemos cultivar espacios de calma y cuidado. Y que, al final del día, vivir despacio puede ser la forma más valiente de todas de resistir.

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La noticia

Mis videojuegos favoritos tienen mucho en común con una filosofía que surge del comer de forma consciente

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3DJuegos

por
Bárbara Gimeno

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