Llevamos años fijándonos en la denominación para escoger el mejor vino. La clave era otra: qué animal muestra su etiqueta

Llevamos años fijándonos en la denominación para escoger el mejor vino. La clave era otra: qué animal muestra su etiqueta

Elaborar buen vino no es fácil. Identificarlo en el supermercado o la licorería tampoco. Hay quien se fija en si la botella incluye un sello de denominación de origen, en su precio, la variedad y la añada, las reseñas, si la bodega presume de algún premio importante… Y luego están quienes prestan atención a un detalle a priori mucho más mundano: si la etiqueta tiene animalitos y si es así cuál. Quizás suene extraño, pero que en la botella aparezca una trucha, un águila, una lagartija, un conejo o un león rampante puede ser la clave para acertar con la elección.

De hecho (y aunque no sea un método infalible) es una pista importante.

¿Vinos con animalitos? Sí. Y no es nada nuevo. Tras comprobar la moda cada vez más extendida de etiquetar botellas con dibujos de peces, leones y demás fauna salvaje (o incluso mitológica), Peter Renton lanzaba en 2016 una pregunta curiosa en Wine in Provence: «¿Por qué la gente compra vino con animales en la etiqueta?»

No es una cuestión menor. La cuestión se ha tocado ya en varios estudios académicos, incluido uno citado en 2008 por Science Daily en el que se señalaba que casi una de cada cinco marcas de vino de mesa lanzadas durante los tres años anteriores incluía un animal en su botella. Cuestiones comerciales y de «fluidez perceptual» al margen, la relación animal-vino deja botando una pregunta para los consumidores: ¿Pueden ayudarnos esos animales a identificar buenas ofertas?

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Lo que nos dicen los animales. Hace poco los periodistas Fox Meyer y Jan Diehm hicieron un experimento interesante para The Pudding: recurrieron a la IA para averiguar si la presencia de animales en las botellas puede dar alguna pista a los clientes sobre qué vinos son ‘mejores’. Su propósito no era tanto identificar los buenos vinos o los de mejor precio como sí aquellos más interesantes, entendiendo como tal los caldos con notas superiores a la media vendidos a precios medios o inferiores. Es decir, mejor posicionados de lo normal a precios más asequibles. Otro de sus objetivos era detectar vinos «sobrevalorados», caros y malos.

Para conseguirlo Meyer y Diehm echaron mano de dos recursos valiosos: Vivino, una plataforma especializada que incluye precios y un sistema de calificaciones, y ChatGPT Vision. El primero le permitió recopilar datos de botellas y la segunda le ayudó a categorizarlas en función de los animales incluidos en las etiquetas.

¿Y qué averiguó? De entrada identificaron casi un millar y medio de vinos (1.488) que tenían algún tipo de fauna en su etiqueta. Luego los clasificaron en 16 grupos en función de la «categoría» del animal, dejando fuera los minoritarios. En su lista figuran anfibios y reptiles, osos, pájaros, insectos, cánidos, felinos, ganado, ciervos, peces, caballos… Y así más de una decena y media de criaturas, entre las que se incluyen por ejemplo paquidermos o seres fantásticos y mitológicos.

Su siguiente tarea consistió en calcular el precio medio de cada uno de esos grupos. Espóiler: los vinos más caros fueron los que tenían anfibios y reptiles (coste medio de 39,97 dólares), osos (31,55), criaturas mitológicas (34,99) y felinos (38,43). En general los vinos con animales resultaron sin embargo ligeramente más baratos que la media: la botella costaba 26,99, frente a los casi 30 del promedio global.

Cuestión de precio… y calidad. Calcular los precios fue solo la primera parte del ejercicio. La otra, igual de relevante, fue estimar su clasificación. En ese caso los reptiles y anfibios «pincharon». Obtuvieron una nota de 3,95, por debajo de la media general de 4. Los mejores posicionados, todos con 4,1 (en Vivino se usa un ranking de cinco estrellas), fueron las botellas con osos, felinos y seres mitológicos.

Más allá de qué criaturas concretas aparecen en las etiquetas, la investigación de Meyer y Diehm dejó una primera conclusión interesante: de entrada las botellas con animales resultan una opción interesante por coste y calidad. Su precio medio es ligeramente inferior (tres dólares) al de los vinos que no están etiquetados con animales, a pesar de que unos y otros tienen de media la misma calificación.

«Esto significa que, por encima de todas las cosas, es mejor comprar cualquier animal que no comprar ninguno», recogen los dos autores en el estudio.

Pero… ¿Qué animales escoger? La pregunta del millón. Al fin y al cabo entre unos animales y otros hay diferencias considerables. Meyer y Diehm se fijaron por ejemplo en que las botellas con animales de granja y ganado presentaban precios y valoraciones más bajos, todo lo contrario que los animales que habitualmente se pueden encontrar en escudos heráldicos, los más caros y mejor valorados.

La pregunta por lo tanto es… ¿Qué vino es el que tiene mejor relación calidad-precio? Para responder a esa cuestión Meyer y Diehm se fijaron en las botellas de menos de 150 dólares. Y su conclusión fue claro: los peces. El 24,2% de las botellas con ese etiquetado se encontraban en el grupo de las «ofertas mágicas», aquellas con buen precio y buenas valoraciones si se tienen en cuenta las medias.

Su coste medio es de 24,99 dólares y la calificación de 3,9, aunque gran parte de las botellas analizadas alcanzaban una nota de cuatro estrellas o incluso superior.

Ojo al pescado. «El pescado es la mejor opción. Un tercio cuesta menos de 20 dçolares y casi la mitad tiene una calificación de cuatro estrellas o más», concluye el informe, que desliza una clave de por qué esos vinos están bien posicionados: buena parte de su oferta son blancos, un caldo que se sugiere para maridar con mariscos y que en general muestran un precio medio inferior al del vino tinto.

¿Y el resto de animales? Entre los reptiles el porcentaje de «buenas ofertas» (calidad-precio) es del 5,3%, entre los osos de 13%, las aves arrojan un 16,5%, los insectos 21,4%, 10% los cánidos, 9,6% los felinos, 13% el ganado, 6% los ciervos, 13,9% los caballos, 18,2% los marinos invertebrados, 15,4% los seres mitológicos, 8,7% los paquidermos, 10,7% los cerdos, 12% los conejos y 19,3% las ovejas.

Imágenes | Terra Fossil (Flickr) y Eugene Kim (Flickr)

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La noticia

Llevamos años fijándonos en la denominación para escoger el mejor vino. La clave era otra: qué animal muestra su etiqueta

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Xataka

por
Carlos Prego

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