Tal y como está ocurriendo en el resto de mercados, la caída en la bolsa provocada por los aranceles de Estados Unidos ha provocado que toda la industria tecnológica se vea notablemente afectada. Lo que hace unas semanas era una sonrisa en la cara de Elon Musk se ha tornado en una mueca de absoluta apatía, y la pérdida de 536.000 millones de dólares es la principal culpable.
Esa es la cifra que, según Bloomberg, han perdido las 500 mayores fortunas del mundo con Elon Musk a la cabeza. En su caso concreto, la caída durante los últimos días ha supuesto una pérdida de unos 31.000 millones de dólares. En el de otros multimillonarios como Mark Zuckerberg de Meta y Jeff Bezos de Amazon, las cifras se mueven en los 27.000 y 23.500 millones de dólares respectivamente. Con las reglas del juego cambiadas, el CEO de Tesla ya ha empezado a recoger cable.
Cómo los aranceles afectan a la tecnología
La clave está en que los aranceles, los impuestos que los países ponen al comercio internacional, han modificado el precio de materiales como los minerales y tierras raras, así como el de las cadenas de producción que se encargan de construir ciertos productos en aquellos países que dan forma a nuestros móviles, ordenadores y consolas.
El mejor ejemplo de ello lo tenemos en lo ocurrido con Nintendo hace unos días. Pese a que en el resto del mundo no ha cambiado sus planes, si frenó las reservas de Switch 2 en Estados Unidos ha sido precisamente por el temor a cómo pueden encarecerse los precios. Si Elon Musk se ha desvinculado del discurso de su gobierno es precisamente por lo mismo.
Los costes de producción de productos tecnológicos como la consola de Nintendo, el iPhone de Apple o los vehículos Tesla de Musk, se basan principalmente en lo que cuestan sus componentes y fabricación. La respuesta de países como China, Taiwán o Corea del Sur a los aranceles de Estados Unidos ha sido subir también los suyos, un pez que se muerde la cola que termina afectando al consumidor final haciendo que, por ejemplo, el coste de fabricar un iPhone salte de los 550 a los 850 dólares.
La diferencia, sí o sí, termina afectando al precio que llega a las tiendas, lo que supone que la gente esté menos dispuesta a pagar por ellos y, por ende, que quienes veían en esas empresas un valor seguro por lo mucho que pueden llegar a vender, dejen de invertir en ellas. Un efecto dominó que, como en tantos otros casos de esos multimillonarios, ha hecho que la caída del valor de Tesla haya puesto a Elon Musk bajo una espada de Damocles.
La complicada situación de Elon Musk
La caída del 44% en el valor bursátil de Tesla, lo que supone alrededor de 600.000 millones de dólares, ha forzado al multimillonario a tener un pie fuera de DOGE, la controvertida iniciativa que busca recortar gastos entre los empleados del gobierno estadounidense. Obligándole a centrarse en salvar sus empresas, parece evidente que su estrategia comercial no ha salido como esperaba.
La última muestra del giro de Elon Musk está en cómo, desligándose y distanciándose de la política de aranceles de Estados Unidos, ahora pedía públicamente una situación de «aranceles cero» durante una conferencia en Italia para acabar con las barreras que ahora se han visto amplificadas en el comercio exterior.
Según el CEO de Tesla, esa es la clave para alcanzar una situación de libre comercio que fomente la eficiencia, la innovación y la movilidad de personas y trabajadores entre países: «Deberían avanzar idealmente, en mi opinión, hacia una situación de arancel cero, creando efectivamente una zona de libre comercio entre Europa y Norteamérica».
La realidad que choca con la demanda de Elon Musk según los expertos en economía es que, frente a una situación sin regulación, la pérdida de ingresos fiscales por los aranceles obligaría a incrementar otros impuestos para mantener la inversión pública, y los países con menos estándares de seguridad para productos y trabajadores se convertirían en una fuente de competencia desleal.
Imagen | Mobiletechwarrior en Midjourney
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La noticia
Elon Musk recoge cable y para intentar salvar su fortuna: junto a Bezos y Zuckerberg han perdido miles de millones de la industria tecnológica
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Rubén Márquez
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