Una millennial, un gen X y una gen Z cambiaron sus smartphones por «dumb phones»: sólo uno de ellos disfrutó la experiencia

Una millennial, un gen X y una gen Z cambiaron sus smartphones por «dumb phones»: sólo uno de ellos disfrutó la experiencia

Quedarse sin WiFi o sin conexión de datos es una de las peores pesadillas para la generación Z, ya que es la primera que ha crecido en un entorno 100% digital. Sin embargo, los milllenials y, sobre todo, los miembros de la generación X, han vivido parte de sus vidas sin la hiperconectividad actual.

Aunque parezca una locura, un grupo de editores de Good Housekeeping decidió volver a aquellos tiempos en los que el smartphone no era el centro de todo y, paradójicamente, se utilizaba para llamar por teléfono o, como mucho, para enviar mensajes por SMS.

¿El motivo? Escapar del constante bombardeo de notificaciones, redes sociales y la sensación de estar siempre «conectado», haciendo que su cerebro se desintoxicara de los efectos negativos del constante «scroll infinito» que predomina en las aplicaciones instaladas en los smartphones.

El desafío: una semana sin smartphone

La idea surgió tras constatar la necesidad de desintoxicación digital en un mundo donde la dependencia del móvil es casi inevitable. Google Maps para que llegar a los sitios sin perdernos, escuchar música o podcast en los ratos muertos o estar en constante comunicación con decenas de personas a la vez con los grupos de WhatsApp.

La protagonista del artículo, una millennial adicta a los grupos de WhatsApp, propuso el reto a sus compañeros de trabajo de distintas generaciones: pasar una semana completa con un «dumb phone», como los que se usaban en los 90 y 2000.

La respuesta fue bien recibida por los participantes y muchos se mostraban interesados por la experiencia de desconectarse de la esclavitud de las notificaciones y la tiranía el FOMO. El único pero que encontraron a la idea era que la necesidad de mantenerse atado a la tecnología por las exigencias laborales y personales.

dumb phone

Para llevar a cabo el experimento, consiguieron algunos teléfonos Nokia básicos, famosos por su batería duradera y su sencillez. Así, una millennial, un miembro de la generación X y una joven de la generación Z se zambulleron en la «desconexión digital» y lo hicieron sin flotador. Ni siquiera hicieron un volcado de la agenda, por lo que solo podrían llamar a aquellos números que recordaran o que fueran consiguiendo.

Generación X: un camino sin retorno

Quienes pertenecemos a la generación x, más que nativos digitales, hemos sido migrantes digitales. Es decir, hemos crecido buena parte de nuestra vida sin apenas tecnología, pero hemos sido sus inventores y «early adopters» que se ha subido a todos los trenes de su evolución.

Por lo tanto, es una generación que se ha acostumbrado a la tecnología, pero no ha sido tan dependiente como los millennials o la generación Z, porque ya ha vivido en un mundo sin WhatsApp, GPS o Spotify. Sin embargo, la experiencia fue agridulce.

Por un lado, Simon Swift, el editor de la generación x que hizo la prueba, aseguraba haber disfrutado de la tranquilidad de leer una revista de camino al trabajo, evitando la sobrecarga de información negativa. Eso le permitió reconectar con el mundo real. Sin embargo, la dificultad de volver a comunicarse mediante mensajes de texto y la dependencia de los mapas físicos (la mala vista, ya tocada por los años) resultaron frustrantes.

Además, la imposibilidad de jugar al clásico «Snake» debido a los dedos «demasiado gordos» fue un duro golpe para la nostalgia. «Me gusta conectar con el mundo que me rodea. En un período de noticias tan dinámico y sin precedentes, quiero saber qué está pasando. No creo que pueda reeducar mi cerebro en ese sentido», aseguraba Swift. Cuando se prueba la miel, es complicado renunciar al dulce.

Millennials: entre el FOMO y la vuelta a ser productivo

Florence Reeves-White fue la ideóloga de la prueba y la representante de los millennials en esta experiencia. Confesó sentir pánico ante la idea de perderse conversaciones importantes en los grupos de chat de sus amigos o no estar al tanto de las últimas noticias. Sin embargo, la experiencia resultó ser más positiva de lo esperado.

Al no tener acceso a redes sociales, aumentó su productividad, dedicando más tiempo a escribir, leer y realizar actividades que realmente la enriquecían. Además, al no estar constantemente comunicada con su pareja o no tener distracciones en los ratos muertos, las conversaciones por voz con su familia y seres queridos se hicieron más habituales, creando un vínculo distinto.

De nuevo, al igual que le sucedió al representante de la generación X, la falta de aplicaciones de fitness, de mapas o la imposibilidad de pagar con el móvil, generaron inconvenientes en su día a día, pero la sensación de mejorar su productividad ha marcado a esta participante que no duda que repetirá la experiencia, aunque con algunos matices.

Generación z: ¿esto es eso que llaman vida?

Para el representante de la generación z, se llamaba Megan Geall, nativa digital y usuaria intensiva del smartphone para absolutamente todo, la desconexión fue un verdadero desafío.

Uno de los primeros efectos que notó fue el de la atención plena mientras veía una serie de Netflix en su casa. Ya no tenía la tentación de revisar las redes sociales mientras veía la serie.

La imposibilidad de acceder a las redes sociales también supuso una brisa de aire fresco en esta experiencia: «Fue muy agradable estar desconectado por un tiempo y no ver lo que los demás hacen con sus vidas, simplemente vivir la mía», aseguraba la joven.

No obstante, las limitadas opciones de entretenimiento y comunicación del dumb phone que estaba usando le hizo apreciar algunos inconvenientes. La dificultad para escribir mensajes de texto, la falta de música en el gimnasio y la imposibilidad de usar Apple Pay fueron los principales obstáculos.

Pese a reconocer algunos beneficios, como una mayor conexión con las personas al tener que llamarlas por teléfono en lugar de enviarles mensajes, la joven concluyó que no estaba dispuesta a renunciar a la comodidad que le proporcionaba su smartphone.

En Xataka | Vivimos una crisis de la concentración. Los expertos empiezan a pensar que el problema no son los móviles, sino el algoritmo

Imagen | Unsplash (Sumeet Singh, Mohid Tahir)


La noticia

Una millennial, un gen X y una gen Z cambiaron sus smartphones por «dumb phones»: sólo uno de ellos disfrutó la experiencia

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Rubén Andrés

.

Compartir