A la hora de pensar en el cine de ciencia ficción, solemos quedarnos con las grandes epopeyas que nos hacen viajar a mundos o universos muy distintos al nuestro. Disfrutamos de grandes batallas espaciales, echamos un vistazo a futuros imperfectos y padecemos cientos de rebeliones de las máquinas. Me lo paso en grande con todas esas historias, las aprecio sinceramente, pero cuando el género más me hace arquear una ceja es cuando personajes muy reales de nuestro día a día han de hacer frente a un suceso inexplicable que altera sus vidas drásticamente. Es por eso que me gustó tanto Coherence, y es por eso que El Muro Negro me habría gustado… de no haber tenido un gran déjà vu al verla.
Estrenada el pasado 10 de julio, esta cinta alemana, bautizada originalmente como Brick, se ha convertido en uno de los grandes éxitos veraniegos de Netflix con algo más de 18,2 millones de visualizaciones solo en su primera semana, ofreciendo una intrigante scape room con un gran misterio. Y lo ha hecho a pesar de que sus reseñas no están siendo positivas, ni por parte del público ni por parte de la prensa. Son muchos quienes coinciden en que, pese a su premisa intrigante, su desarrollo es bastante pobre y genérico por culpa de unos personajes bastante superficiales que se limitan a ser un poco «carne de cañón» y un flojo desenlace. Estoy de acuerdo con ellos, pero su idea inicial es tan potente a la par de sencilla que, pese a no comulgar del todo con su resolución, me lo pasé bien, la verdad.
Imagina despertar y darte cuenta que han tapiado toda tu casa de un material indestructible. Eso nos espera en El Muro Negro
El Muro Negro nos lleva sobre los pasos de una joven pareja desenamorada de Hamburgo, Alemania, formada por Matthias Schweighöfer (Tim) y Ruby O. Fee (Olivia) —ambos quizás os suenen de Ejército de Ladrones, el spin-off de atracos de bancos de Army of the Dead. De un día para otro, despiertan descubriendo que el apartamento en el que viven ha sido envuelto por un extraño muro negro, de ahí el nombre del largometraje, que cubre puertas, ventanas y cualquier boquete que traten de hacer hacia el exterior. Es imposible que, mientras dormían, alguien haya hecho esto, pero no hay lugar para la reflexión aquí, solo peleas, y nuestra dupla protagonista pronto se pondrá manos a la obra para salir de ahí. Motivos para hacerlo no les faltan: ese muro negro no solo les impide llegar a la calle, sino que también ha cortado el suministro de agua y ha dejado sin cobertura sus móviles. La luz, extrañamente, sí funciona. ¿Por qué? Ni idea, no se nos explica y posiblemente sea una decisión más estética que creativa, buscando que como espectadores veamos qué pasa, aunque esto vaya en claro perjuicio de la atmósfera que un filme como el que nos ocupa en este tema debía ofrecer.
Ya con esta premisa, te puedes hacer una idea de que lo que aquí encontraremos es un thriller muy claustrofóbico donde la sensación de encierro y la falta de contacto con el exterior son elementos clave para mantenernos en tensión, junto al misterio que rodea a ese extraño muro negro, en apariencia indestructible, y el enigma de cómo atravesarlo. Todos ellos son elementos que, como decía antes, te dejan intrigado por saber más, por ver hasta dónde puede llegar esta historia.
Una historia que recuerda a un clásico del misterio
Mi principal problema es que todo esto ya lo había visto antes, y mejor, en un episodio de una serie de televisión británica que quizás los fans más veteranos del género aún recuerden: Juego de Niños de Hammer House of Mystery and Suspense. Recuerdo haber visto este episodio, o TV-movie, por recomendación de un blog hace bastante tiempo, en mi etapa de estudiante universitario, y haber quedado completamente horrorizado. Aunque me considero una persona muy casera en mi forma de divertirme, la simple idea de despertar un día y no poder salir al exterior, y ni siquiera poder ver la luz del sol, me dejó algo angustiado y temiendo en todo momento por el futuro de sus protagonistas ya que aquí el riesgo se presentaba de una forma mucho más constante y amenazante. No diré más, pero si la premisa te gusta y no conocías nada de Juego de Niños, quizás te convendría más lanzarte a la red en su busca de esta historia en vez de darle una oportunidad a la película escrita y dirigida por el cineasta alemán Philip Koch.
Hammer House Of Mystery And Suspense: Child’s Play (1984)
Volviendo a El Muro Negro, hay que decir aquí no solo tenemos a Tim y Olivia. Resulta que el muro los ha dejado desconectados del exterior, pero no de sus vecinos. No pueden abrir la puerta para salir al rellano, pero sí hacer un agujero en la pared para ir al piso de al lado, o de abajo, haciendo que esta cinta se vuelva más y más coral conforme pasan los minutos, y no para bien. El drama de una pareja de desenamorados que no se soporta y debe aprender a volver a quererse y trabajar juntos para salir del entuerto se ve enturbiado por personajes cliché.
Algunos sirven para hacer avanzar la trama; otros, simplemente para tratar de sacarnos una lagrimita sin éxito o una risa con menos acierto aún. En definitiva, una ristra de personajes bidimensionales que desvían el foco de atención y terminan por lastrar un poco el ritmo de la nueva cinta original de Netflix.
Muy buen comienzo, muy poco satisfactorio final
El otro problema de la película es que el puzle no tiene una resolución tan sorprendente como cabría esperar (no profundizaré más en esto por miedo a caer en spoilers), muy al contrario que en Juego de Niños donde perfectamente te podías llegar a caer de la silla del giro final, que llega bastante antes de lo que pensamos y más fruto de la suerte que de la reflexión de sus miembros, haciendo de su tercer acto un simple ajuste de cuentas que no podría interesarme menos. Tampoco se curiosea en el origen mismo de la amenaza, aunque bien podría ser para dejar la puerta abierta a una secuela que, sinceramente, y pese a gustarme la premisa inicial de este primer filme, no creo que esto pueda dar más de sí.
En definitiva, y omitiendo la existencia de una historia para televisión que supo sacar más y mejor partida a su premisa, creo que la peli tiene un concepto inicial que puede mantenerte pegado a la pantalla durante sus casi 100 minutos de metraje. Mi duda es si, después de acabártela, te irás con la sensación de haber perdido el tiempo. Yo no lo he sentido así; creo que, con todos sus problemas y su ritmo irregular, a lo largo de la producción no he encontrado muchos motivos para aburrirme. Está, además, muy bien producida, aunque no deja de ser una historia rodada en tres pisos bastante aleatorios de un barrio cualquiera de Alemania.
¿Y merece la pena si has visto Juego de Niños? Bueno, la premisa inicial puede ser la misma, pero la evolución de la historia y su conclusión no podían diferenciarse más. Digamos que El Muro Negro es más una película del subgénero scape-room donde el misterio parece estar al servicio del quién muere y quién vive, mientras que Juego de Niños el misterio es tan asfixiante que crea tras de sí una película de terror. En definitiva, mismo concepto, diferente desarrollo, distinto resultado.
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La noticia
La peli nº1 de Netflix es un petardazo de ciencia ficción que podría haber sido mi nuevo placer culpable de no ser por un telefilm de culto de hace 40 años
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
Marcos Yasif
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