La idea de un escudo antimisiles que proteja a Estados Unidos de ataques enemigos no es ni siquiera original. Ya en la era Reagan, el país fantaseó con una iniciativa apodada «Star Wars» que nunca vio la luz. Ahora, la administración Trump quiere desempolvar el proyecto con tecnología del siglo XXI y un nombre más intimidante: «Golden Dome» (la Cúpula Dorada).
Con tecnología de SpaceX. Un consorcio tecnológico encabezado por SpaceX, la compañía aeroespacial de Elon Musk, lidera la carrera para desarrollar parte de la Golden Dome, publica Reuters.
Su propuesta consiste en una constelación de entre 400 y más de mil satélites dedicados a detectar misiles enemigos, seguir su trayectoria y determinar si suponen una amenaza para el territorio de Estados Unidos.
Otra flota separada de unos 200 satélites (armados con misiles o láseres) se encargaría de interceptar los misiles; aunque el grupo liderado por SpaceX no estaría, según Reuters, involucrado en la parte ofensiva del sistema.
Viejos conocidos. Además de SpaceX, otras dos empresas tecnológicas forman parte de la iniciativa: Palantir Technologies y Anduril Industries.
Palantir es una compañía de software gubernamental cofundada por Alex Karp y Peter Thiel, viejos conocidos de Musk. Anduril está especializada en drones militares y tecnologías de defensa autónoma; su fundador más famoso es Palmer Luckey, el creador de los cascos de realidad virtual Oculus Rift. Todos ellos, emprendedores muy alineados y donantes millonarios de Donald Trump.
Si te gustó, suscríbete. El enfoque propuesto por SpaceX, Palantir y Anduril tiene un giro poco ortodoxo para un contrato de defensa de esta magnitud: un modelo de suscripción. En lugar comprar y ser dueño de la infraestructura satelital, el Pentágono pagaría una cuota por acceder a sus servicios.
Este modelo, siempre según las fuentes de Reuters, podría agilizar la implementación esquivando los protocolos convencionales de adquisiciones del Pentágono, pero también ataría al gobierno a un proveedor y limitaría su control sobre el desarrollo y los precios futuros de la tecnología.
Tras la publicación de Reuters, que generó comentarios sobre posibles conflictos de interés y cosas peores, Elon Musk respondió en su perfil de X: «esto no es cierto», sin dar más detalles.
Del Iron Dome al Golden Dome. La inspiración en el nombre parece clara: la Cúpula de Hierro israelí. Pero las diferencias también saltan a la vista: Israel es un país pequeño, con amenazas de corto alcance. Estados Unidos es un país continental expuesto a ataques desde múltiples vectores y con nuevas amenazas, como los misiles hipersónicos desarrollados por Rusia y China, cuyas trayectorias erráticas y velocidad extrema desafían los sistemas actuales.
Replicar la Cúpula de Hierro a escala estadounidense es técnica y económicamente inviable. De ahí que la alternativa que ahora mismo tiene más papeletas sea una solución basada en la constelación de satélites Starlink, que costaría entre 6.000 y 10.000 millones de dólares.
Más política que defensa, por ahora. Aunque SpaceX y sus socios tecnológicos parecen estar en cabeza, los gigantes tradicionales de la defensa como Lockheed Martin, Northrop Grumman, RTX o Boeing no se quedan atrás y también pujan por su parte del pastel. El Pentágono ha recibido propuestas de más de 180 compañías.
La gran pregunta es si el Golden Dome será realmente una revolución defensiva ante amenazas reales (como las armas hipersónicas o los sistemas de bombardeo orbital) o si es solo una promesa electoral más cercana a la ciencia ficción de Star Wars que a una estrategia militar pragmática. Si algo nos ha enseñado la actual administración es que nada de lo que vayan a hacer mañana es predecible.
Imágenes | Peter Thiel y Elon Musk (PayPal), estelas Starlink (Lowell)
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La noticia
EEUU quiere construir un escudo antimisiles sin precedentes llamado «Golden Dome». Y SpaceX tiene la tecnología idónea
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Matías S. Zavia
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