Tengo la sensación de que el único que parece disfrutar realmente de Una Película de Minecraft es Jack Black. Y no sé si es por su innato entusiasmo desatado o porque en este caso le va el sueldo en ello, pero lo cierto es que su energía es, de lejos, lo único que logra animar una película que se queda más cerca de ser un anuncio muy caro (y largo) del popular videojuego que de una propuesta cinematográfica divertida que nos ayude a desconcertar de un mundo real diametralmente opuesto al colorido universo de Minecraft.
Esta adaptación de Mojang y su exitosísimo videojuego tiene más de fanservice superficial que de una historia con verdadera personalidad, y, para los fans del videojuego y los espectadores casuales por igual, seguramente se convierte en una experiencia olvidable, que ni el más motivo Jack Black no puede salvar por completo. A los fans de Minecraft les costará encontrar algo que realmente los haga sentir parte de ese universo tan peculiar y adictivo. Y es que, aunque la película se esfuerza por llenar cada segundo con referencias, guiños y situaciones que nos recuerdan al juego, lo cierto es que la trama se despliega de manera tan convencional que resulta un tanto desconcertante. Es como si la película hubiera sido construida a base de piezas del propio juego, pero sin tener en cuenta una estructura sólida que las uniera de manera orgánica. Si bien la recreación fotorrealista del mundo de Minecraft me ha parecido hipnótica y fascinante, digna de mención desde el punto de vista del diseño de producción, todo lo que rodea a esos vistosos paisajes y criaturas parece vacío. Tal vez los fans más jóvenes y comprometidos con el juego disfruten de ello, estoy casi seguro de que así será, pero no creo que sea el caso de sus acompañantes más casuales.
Una idea prometedora pero falto de magia
Y es que creo que Una Película de Minecraft se olvida de que al cine también a ver la películas espectadores que no conocen el juego, su mitología y sus mecánicas. A pesar de que la película intenta desde el prólogo establecer las reglas del juego y adentrarnos en las reglas del universo Minecraft, rápidamente confusa y sobrecargada de elementos. A medida que avanza se empieza a notar que, más que una historia coherente, lo que se nos ofrece son más bien fragmentos dispersos de lo que podría haber sido una película entretenida. No diré que está mal de ritmo, porque desde luego el metraje da poco respiro, pero la acumulación de referencias e ideas que se presentan sin mayor explicación es tal que para aquel que no haya pasado ni una sola tarde en el juego la película se reducirá a 201 minutos de «por que sí, porque brilla, y ya está».
Se nota el esfuerzo por ser divertida. A lo mejor ese es el problema, que se esfuerza tanto que se nota
El equipo detrás de Una Película de Minecraft está encabezado por el director Jared Hess, conocido por su trabajo en Napoleon Dynamite y Nacho Libre, quien aporta su estilo de humor peculiar, con guion de Allison Schroeder, quien previamente colaboró en Frozen II y Crónicas de Narnia, pero que aquí no logra encontrar el alma de su propia historia. En la producción, encontramos a Mary Parent, una veterana de Hollywood con experiencia en grandes franquicias como Godzilla y La Saga de Jurassic World, y que sin duda conoce que resortes tocar para hacer que una película resulte un éxito de taquilla.
Con todo, es curioso cómo, a pesar del aparente esfuerzo por crear una historia sólida, el desarrollo de la trama queda en segundo plano, como si el único objetivo de los realizadores fuera llenar el metraje con fanservice. Y lo malo es que se nota el esfuerzo por ser divertida. A lo mejor ese es el problema, que se esfuerza tanto que se nota. Lo que se traduce en una película que recurre constantemente a los guiños al videojuego, el chiste fácil y las habilidades de Jack Black como dibujo animado humano.
Jack Black, el alma de la película
Una Película de Minecraft tiene un punto brillante en medio de todo este caos: Jack Black. El actor, como siempre, se entrega por completo al personaje que interpreta, y su energía desbordante parece ser lo único que da algo de vida a la película. Es cierto que su personaje tiene una chispa que brilla por encima de sus compañeros de reparto, y, aunque en muchos momentos lo que hace es simplemente aportar un poco de humor físico y un toque de locura, es el único que parece conectar con el público.
Más allá de lo fan que pueda ser uno de Bret «Hit Man» Hart, Jason Momoa no está especialmente dotado para este tipo de comedia
Y es que sus compañeros de pantalla no logra estar a la altura, a pesar de sus nombres reconocidos. Jason Momoa, que interpreta a un personaje que podría haber sido interesante, se ve lastrado por su incapacidad para encajar en el tono cómico de la película. Más allá de lo fan que pueda ser uno de Bret «Hit Man» Hart, Jason Momoa no está especialmente dotado para este tipo de comedia. En cualquier caso, no creo que sea tanto culpa suya como de la persona que decidió que era el adecuado para esta película.
Por otro lado, Emma Myers y Sebastian Eugene Hansen, los protagonistas más jóvenes, cumplen con lo que se les pide, pero no logran hacer mucho más que pasar desapercibidos, eclipsados por el movimiento de cejas y la pomposa barba de Jack Black. La película no les da demasiado espacio para brillar, y sus personajes están escritos de forma que parecen meras piezas de relleno, más que elementos fundamentales para la narrativa. En cuanto a Danielle Brooks y Jennifer Coolidge, están tan encorseatdas por lo mimitado de sus papeles son tan caricaturescos que uno no puede evitar preguntarse si estaban ahí simplemente para cumplir con un estereotipo de personajes «graciosos» y poco más.
El problema de la falta de personalidad
Uno de los problemas más grandes de Una Película de Minecraft es que, a pesar de su impresionante despliegue técnico, la película carece completamente de personalidad. A pesar de acariciar algunos temas interesantes, desde la desilusión de la vida adulta al valor de la creatividad, su falta de decisión a la hora de abordar ninguna de las ideas que atesora, se pierde en un desarrollo que sigue al pie de la letras las bases de la guía par él éxito de Hollywood, perdiendo todo rasgo de personalidad propia tras sus efectos especiales.
No es que la película sea incapaz de sorprender en algún momento, pero las buenas intenciones parecen diluirse en cuanto aparecen. La idea de la creatividad como valor central de la historia, uno de los puntos más importantes del videojuego, no llega a calar tal vez porque se trata de una película muy poco original. Aunque hay una clara intención de conectar con ese sentimiento que hace que los jugadores de Minecraft pasen horas creando y experimentando en el mundo virtual, la película no es capaz de transmitir esa chispa de originalidad.
Es una lástima porque, al fondo, Una Película de Minecraft tiene una idea central interesante: el poder de la creatividad, el valor de la diversión sin restricciones y la posibilidad de construir algo propio desde cero. Estas son temáticas que podrían haber dado lugar a una película realmente profunda y con un mensaje importante para las audiencias más jóvenes, además de una excelente forma de explorar los valores del propio videojuego. Sin embargo, la película no logra dar en el clavo. Y es una pena, porque sé que en el fondo hay una idea muy interesante que resuena con el alma del juego: el valor de la creatividad. Un llamamiento a la diversión pura y dura que quiere poner la originalidad por encima del valor del oro. Es una idea que también nos habla del estado actual de la industria del videojuego. Es una lástima que Una Película de Minecraft no me haya parecido ni divertida ni original. Una película de Minecraft llega hoy 4 de abril a las salas de cine.
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La noticia
Me ha parecido que en Una Película de Minecraft solo Jack Black se divierte de verdad, ni los fans ni los espectadores
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por
Chema Mansilla
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