Puede que me quede solo esta vez, pero Estado Eléctrico (The Electric State en versión original) de los Hermanos Russo me ha gustado. No me ha encantado, eso sí, pero me ha parecido una muy agradable, y por momentos divertida, película de ciencia ficción heredera del cine más familiar de Steven Spielberg. Y es que mientras la veía hoy no podía dejar de pensar en A.I. Inteligencia Artificial, E.T. y Ready Player One. No quiero decir que llegue al nivel de estos largometrajes del maestro estadounidense, pero sí que tratan de evocar sentimientos parecidos.
Con los directores de Vengadores: Endgame
Siempre he sido crítico con el trabajo de los Hermanos Russo fuera del UCM de Marvel Studios, donde lo bordaron. El Agente Invisible (2022) me pareció un muy trillado thriller de acción y espionaje que solo el carisma de su su trío protagonista salvó de la catástrofe. Con Cherry (2021) arriesgaron más, pero sin premio y con un ritmo bastante tedioso. Pero no metería Estado Eléctrico en este mismo saco. Sí, una vez más vuelven a pecar de no querer ofrecer nada nuevo, y sí, parten con la ventaja de haber tenido prácticamente un cheque en blanco para construir su mundo, pero sus dos horas se me han pasado bastante rápido (quitando un par de momentos de bostezo), y su mensaje final, aunque también visto, y un tanto metido con calzador, no deja de ser bien recibido en estos tiempos actuales.
Basado en la hermosa novela gráfica homónima de Simon Stålenhag con la que, particularmente, no he encontrado parecido más allá de su premisa narrativa, Estado Eléctrico nos lleva de viaje a una Estados Unidos retrofuturista de los años 90 (sí, hay guiños por un tubo a la época) que aún se está recuperando de una guerra entre humanos y máquinas terminada con un tratado de paz entre el Sr. Cacahuete (Mr. Peanut) y Bill Clinton que privó a los robots de su libertad… y llevó a los nuestros a renunciar a encerrarse conectados a unos aparatos de realidad virtual que, en algunos casos, los deja casi en estado vegetativo.
Los humanos protagonistas carecen de la chispa de sus amigos robots.
Estamos así ante un escenario distópico pero familiar en el que una chica, Millie Bobby Brown, ha perdido a su familia y se siente bastante abandonada por la sociedad. Es por ello que, cuando un misterioso robot con cara alegre aparece en el patio trasero de su casa, no tardará en irse a buscar al hermano al que creía que nunca más volvería a ver. Se le unirá un contrabandista con buen corazón, Keats (Chris Pratt), que, acompañado de un robot socarrón con voz de vengador en inglés (Anthony Mackie), volverá a hacer de alivio cómico (con poco acierto).
Estado Eléctrico destaca sobre todo por su elevada factura técnica, pero tampoco me ha parecido un bonito cascarón vacío
Pero claro, esta historia no sería lo mismo sin un gran villano, y aquí se me cae un poco su historia. Nuestro cuarteto de humanos y máquinas deberán enfrentarse al líder de una megacorporación con aspecto de Lex Luthor (Stanley Tucci) menos humanos que los propios robots al que nunca terminas de creerte. Pero bueno, al menos es el culpable de dejarnos un poco más de emoción en el metraje. Ver a un puñado de robots que parecen sacados de dibujos animados en píe de guerra luchando a puñetazo limpio por su libertad entretiene, y más si estos están tan bien construidos. Es aquí donde más se notan los 320 millones de dólares por la que han sido tan cuestionados los Hermanos Russo en los últimos meses. Aquí y en muchos de los escenarios que parecen sacados de la novela gráfica de Simon Stålenhag. Pero también te digo que, por muy bonito que se vea todo, no sé hasta qué punto su historia requería un gato tan desorbitado.
Hay fotogramas que parecen sacados de la novela gráfica.
Entretenido, pero con sus momentos aburridos
Hay quien puede pensar que me estoy dejando llevar por la factura técnica del proyecto olvidándome de todo lo demás, pero no miento. Estado Eléctrico no es un bonito cascarón vacío. Divierte, emociona y también te hace echar unas risas (aunque esperaba algo más siendo este un filme de los Hermanos Russo). Pero sí, lo reconozco, también ha habido algunos momentos en lo que he bostezado. Por ejemplo cuando llega la hora de revelarnos algo importante. Son largos, tanto que te hacen mirar el reloj, y cortan demasiado el ritmo de la historia. Quizás habiendo enfocado todo esto de otra forma habría quedado una película más corta e ideal para ver con los peques en una noche de viernes y sábado con lluvia en las calles.
Al final, al no haber sido más efectivos con su montaje, el mensaje que los Russo querían contarnos en Estado Eléctrico, el de querernos un poco más a nosotros y a los que están cerca de nosotros, queda desangelado. Parece como pegado a última hora para justificar todo lo demás. No es un final que te deje un buen pozo, ni tampoco pensando en lo que has visto. Pero el computo general sigue siendo favorable a sus directores. Esta es una película que no hace daño al verla y que, si estás nostálgico del cine familiar de Spielberg, o te gustan las historias con robots, te dará muchos motivos para entretenerte. Desde luego no la metería en la misma categoría de Atlas, otra historia de «rebelión de las máquinas» que llegó a Netflix hace unos meses (con Jennifer Lopez) y que ya tengo completamente olvidada.
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La noticia
Es un pasote a nivel visual y entretiene, pero la peli de ciencia ficción supercara de Netflix se queda a medias y entiendo las críticas. Así es Estado Eléctrico
fue publicada originalmente en
3DJuegos
por
Marcos Yasif
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